martes, 26 de agosto de 2014

MAD MAX FURY ROAD ESTRENO EN 2015. GRAN AVANCE

La Comic-Con de San Diego nos está dejando estos días con la boca abierta. Una de sus últimas noticias ha sido el tráiler de MAD MAX FURY ROAD. Una nueva revisión de la clásica saga de los años ochenta dirigida por George Miller, quien ya dirigió también las películas originales con Mel Gibson : “Mad Max – Salvajes de autopista” (1979), Mad Max 2, el guerrero de la carretera (1981) y “Mad Max 3, más allá de la cúpula del trueno” (1985). MAD MAX FURY ROAD estará protagonizada por Tom Hardy y Charlize Theron y nos narrará el declive de la sociedad actual, de la civilización tal y como la conocemos actualmente. Para terminar siendo el mundo completamente anárquico en el que el combustible se cotiza más que el oro. Con bandas de salteadores de caminos que aterrorizan a la población y combaten en sangrientas batallas en la carretera. Un mundo en el que dos rebeldes podrían ser la única esperanza, Max (Tom Hardy) quien ha perdido a su esposa y a su hijo y lucha en ese mundo caótico y Furiosa (Charlize Theron) una mujer de armas tomar para quien la supervivencia es lo más importante.

"You really got me" de The Kinks, Uno de los primeros pasos del Rock & Roll al Hard Rock cumple 50 años

El primer guitarreo punk que Marky Ramone recordaba haber escuchado nunca cimbró diez años antes de la fundación de Ramones, exactamente en 1964, con "You really got me" de The Kinks, tema fundamental y fundacional del llamado rock duro, de cuyo lanzamiento se cumple estos días medio siglo. Inspirados por el "Louie Louie" de The Kingsmen, los hermanos Davis -Ray y Dave- afrontaban la tercera y última oportunidad que les daba su discográfica para conseguir un éxito, tras los infructuosos intentos previos llevados a cabo con una versión del tema de Little Richard "Long tall Sally" y con "You still want me". Hacía muy poco que habían abandonado su anterior alias artístico, The Ravens, y en ese clima de tensión surgió una canción mucho más ruidosa que las anteriores, inspirada por el encuentro de Ray Davies con una seguidora y que fue número 1 en Reino Unido y alcanzó el "Top 10" en EE.UU. como parte de la llamada "Invasión británica". Se trataba de "You really got me", bien conocida por dos poderosos acordes de guitarra, por el uso de la distorsión en el amplificador y por una forma más rabiosa de interpretar la parte vocal, que le han valido ser considerada como el más claro antecedente del heavy metal y el hard rock. El primer gran éxito de The Kinks entró a formar parte del Salón de la Fama de los Grammy hace 25 años y está considerada la cuarta mejor canción de guitarra de la historia por la revista Rolling Stone. Sin embargo, nació al piano, pensada para tener una factura mucho más jazzística en torno a una línea de saxofón que terminaría asumiendo la guitarra principal. Esta, por cierto, no la tocaba Jimmy Page, como ha quedado registrado en algunas persistentes leyendas urbanas, aunque el ex líder de Led Zeppelin -que lo ha negado públicamente en varias ocasiones- sí trabajó con el grupo como músico de sesión. Hay constancia al menos de tres versiones de "You really got me", incluida una más lenta, más blues. Tras su escucha, Ray Davies decidió que el tema tenía que sonar "más rápido". Con todo, la de The Kinks no es la única interpretación famosa de esta canción, ya que Van Halen la versionó en 1978 y la incluyó en su álbum de debut. Es una muestra más de la enorme influencia que los hermanos de Muswell Hill tuvieron en la música posterior. "La toqué, la toqué y la toqué, no podía parar de tocarla", recordaba Ozzy Osbourne, vocalista de Black Sabbath, al ser preguntado en una entrevista por su trascendencia. "I can't explain" de The Who nació inspirada por "You really got me" y son muchos otros los grupos que la reconocen como una influencia básica. En ese grupo se dan cita varias generaciones y estilos, como los heavies de Deep Purple y Metallica o roqueros como Bruce Springsteen. También abanderados del "brit pop" como Pulp, Blur y Oasis están entre sus acólitos, igual que The Kooks, Wilco y Spoon. A partir de aquel primer triunfo, The Kinks vivieron un primer pico de popularidad entre 1965 y 1967, con nueve éxitos en el "Top 10" británico y siete en EE.UU. Podrían haber sido más, pero en 1965, al final de su tour estadounidense y por razones no del todo esclarecidas, al grupo se le prohibió la entrada durante cuatro años en suelo americano, cortándoles la proyección comercial y musical de la que gozaban entonces los grupos de la llamada "invasión británica" (The Beatles, The Who, The Animals...). Iniciaron entonces una deriva más introspectiva y radicada en la tradición musical británica, que cimentó con todo una larga trayectoria de 32 años y muy diversas alineaciones en torno a la tensa relación de los hermanos Davies, que acaban de anunciar un posible reencuentro artístico. La tirantez de entonces queda patente en un momento de "You really got me" que podrán apreciar los oídos más avezados, cuando, como reconoció el propio Ray, se escucha perfectamente a Dave responder a sus indicaciones para que inicie el solo de guitarra con un "fuck off". Todo muy punk, en efecto.

Viajar a velocidad de la Luz, ¿Cuales serian las Consecuencias?

En el hipotético caso en que lográramos construir los prototipos de nave ideados por la NASA, capaces de moverse a velocidades relativistas, y reunir la indecente cantidad de energía necesaria para propulsarlos, el trayecto no sería tan agradable como parecía ser a bordo del Halcón Milenario. Y es que el principal impedimento de un viaje interestelar no es la parte tecnológica, que podríamos dominar en cuestión de siglos, sino el peligroso medioambiente espacial, como bien saben los astronautas, que pone en relieve una vez más la fragilidad del cuerpo humano. Si nos desplazáramos a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo) a través del espacio exterior, moriríamos en cuestión de segundos. Si bien la densidad de partículas es muy baja en el vacío, a gran velocidad, los pocos átomos de hidrógeno por centímetro cúbico incidirían contra la proa del vehículo con una aceleración similar a la que se alcanza en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), adquiriendo así una energía de 10.000 sievert por segundo. Teniendo en cuenta que la dosis mortal para un ser humano es de unos 6 sievert, este haz de radiación dañaría la nave y destruiría todo rastro de vida en su interior. Según las mediciones de los científicos de la Universidad Johns Hopkins, ningún blindaje frontal sería capaz de librarnos de la radiación ionizante. Un tabique de aluminio de 10 centímetros de grosor absorbería menos del 1 por ciento de la energía, y su tamaño no podría ser aumentado ilimitadamente sin comprometer con ello las necesidades energéticas del sistema de propulsión. Además del hidrógeno atómico, la nave tendría que resistir la erosión del polvo interestelar, con lo que las posibilidades de ver su estructura pulverizada aumentarían considerablemente. Como solución, habríamos de conformarnos con alcanzar velocidades de solo un 10 por ciento la velocidad de la luz, que difícilmente nos permitirían viajar a la estrella más cercana, Próxima Centauri, en el plazo de una vida humana, ya que los 4,22 años luz de distancia se tornarían en 40 años de viaje. La radiación cósmica es, por tanto, un obstáculo insalvable para los viajes a la velocidad de la luz, que, de ser superado en un futuro lejano, nos permitiría asistir al espectáculo más increíble de nuestra vida. A dicha velocidad, el tiempo se dilataría y envejeceríamos más despacio (los astronautas de la ISS envejecen 0.007 segundos menos cada 6 meses que la gente en la Tierra) y nuestro campo de visión se curvaría como si de un túnel se tratara, y avanzaríamos hacia un destello de luz blanca, sin rastro de estrellas, mientras dejamos atrás la más absoluta oscuridad.