jueves, 20 de noviembre de 2014

INTERESTELLAR: COMIC "ABSOLUTE ZERO" ACLARA VACIOS EN LA PELICULA

La revista Wired publicará Absolute Zero, un cómic sobre el universo de Interstellar lanzado por el propio Christopher Nolan para llenar lagunas y atar algunos de los muchos cabos sueltos que dejó el final de su película. En solo siete páginas, Nolan desarrolla de forma más profunda de la que se vio en la cinta la historia de del doctor el doctor Mann, el enigmático personaje que encarna Matt Damon. La película está protagonizada por Mattew McConaughey Esta suerte de spin-off de papel de Interstellar, está escrito por el propio director y cuenta con las ilustraciones de Sean Gordon Murphy. Absolute Zero relata narra los eventos que tuvieron lugar en el planeta de hielo al que fue enviado Mann, un erudito miembro y principal impulsor de la inciativa Lazarus para buscar un nuevo planeta habitable por la humanidad y salvarla así de su extinción. Está previsto que el cómic vea la luz en Wired el próximo 25 de noviembre y también estará disponible on-line. Absolute Zero no será la única obra que amplía el universo de Interstellar en el papel. Kip Thorne, físico teórico de cuyas teorías parte el guión de la película y que ayudó como asesor a Christopher Nolan y a su hermano Jonathan a la hora de elaborar el guión, también ha puesto a la venta La ciencia de la Interestelar. La obra, aborda las teorías que hay tras la historia pero sin entrar en puntos concretos de la trama. Hasta la fecha, Intestellar ha recaudado hasta la fecha más de 322 millones de dólares en los cines de todo el mundo. La película está protagonizada por Mattew McConaughey, el último ganador del Osar al mejor actor por su trabajo en Dallas Buyers Club, junto a Anne Hathaway, Jessica Chastain, Wes Bentley, Mackenzie Foy, Casey Affleck, Sir Michael Caine o el ya mencionado Matt Damon.

martes, 18 de noviembre de 2014

The Evil Within está inspirado en películas de terror antiguas y clásicos de Hollywood de los 80

"En términos de calidad visual sería algo así. Como el añadir el grano. Es terror, no puede parecer pulido". Naoki Katakai, el director artístico del esperado The Evil Within, ha hablado en un documental realizado por la propia Bethesda Softworks sobre la parte visual del programa a nivel de diseño. "Hacía tiempo desde la última vez que trabajé en un juego de terror, así que mi intención era recrear ese miedo auténtico que hace tiempo que no vemos", relató Katakai. "Repasé numerosos juegos y películas mentalmente, y fue así como di con la idea clave para el diseño de The Evil Within... El estilo de las películas de terror antiguas, el terror gótico... O como en una película de Hollywood de los 80". "Ese es el estilo de la dirección visual. Esas fueron las ideas de partida", continuó. "En términos de calidad visual sería algo así. Como el añadir el grano en la imagen. Es terror, no puede parecer demasiado pulido. Quería un efecto sucio, como el de una película deteriorada. No quieres que el terror aparezca con demasiada nitidez, y ese tipo de efectos en pantalla son muy efectivos para hacer que el público se sienta ansioso e inseguro".

domingo, 16 de noviembre de 2014

INTERESTELAR: UN DRAMA MUY CERCA DE LA REALIDAD

 photo itqx0aiiason42o705ed_zpsy87edppl.gif Hasta ahora los humanos sólo llegaron a la Luna. Marte está en el horizonte más cercano. Pero ¿podrían algún día salir del Sistema Solar y visitar otros “universos”? Una pregunta que surge a partir de la película Interestelar, que está dirigida por Christopher Nolan –que también había estado a cargo de la última trilogía Batman– y fue estrenada recientemente en los cines de la Argentina. El film de ciencia ficción Interestelar (con Matthew McConaughey, Anne Hathaway y Michael Caine en el elenco) presenta a una Tierra afectada dramáticamente por la contaminación ambiental, una hambruna global y una asfixia masiva. En ese contexto, un grupo de astronautas decide viajar a través de un “agujero de gusano” hasta otra dimensión. La historia está basada en la teoría del experto en relatividad Kip Stephen Thorne –que tiene 74 años y fue colega y amigo de Carl Sagan–, que afirma que los “agujeros de gusano” no sólo existen, si no que se pueden usar para viajar en el tiempo. Los “agujeros de gusano” son hasta ahora una idea teórica que había sido formulada por el físico Albert Einstein. A diferencia de los agujeros negros donde todo se destruye, se supone que un agujero de gusano sería útil para conectar dos puntos del hiperespacio. “Por ejemplo, este lugar, en Madrid, estaría conectado con mi casa, en Pasadena”, ejemplificó Thorne en una entrevista que le hizo el diario El País de España. “No tenemos motivos para pensar que se forman en la naturaleza, claro que tampoco hay ninguna ley que lo prohíba. Tal vez una civilización mucho más avanzada podría construirlos artificialmente”, sostuvo. ¿Podría la humanidad encontrar una salida en un “agujero de gusano” en el Universo? Según respondió a Clarín el doctor en astronomía e investigador superior del Conicet Félix Mirabel –flamante nuevo miembro de la Academia Mundial de Ciencias–, “de acuerdo a Einstein pueden existir los agujeros gusanos, pero hasta ahora no hemos encontrado ninguno. Es decir, hasta ahora no se ha comprobado experimentalmente que existan”. Si existiera ese tipo de agujero, ¿se podría llegar a viajar como lo hacen los protagonistas de la película? “De acuerdo al estado actual del conocimiento científico, no se podría. Aún no sabemos si los agujeros de gusano existen o si pueden existir”, contestó por e-mail el astrofísico Roberto Trotta, del Colegio Imperial de Londres. Mirabel sostuvo: “Por un agujero de gusano se podría pasar a otro universo y/o viajar en el tiempo. Pero está en discusión si una vez pasado el horizonte del agujero negro se podría volver a nuestro universo y contar qué es lo que se encontró. Hoy no existe el desarrollo tecnológico necesario. Pero como en la Edad Media nadie podía anticipar la luz artificial, o a principios de siglo XX nadie pensaba en contar con Internet, no podemos decir hoy que viajar a otros universos sea imposible”.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Creepypasta: Glommy Sunday la canción maldita de 1935

No hay nada como una buena leyenda urbana para animar una noche de Halloween. Y aún mejor si se trata de una que indujo a la mismísima BBC a prohibir durante 61 años la emisión de una canción por miedo a que provocara en sus oyentes una hipnosis colectiva que les obligara a suicidarse en masa. La pieza en cuestión se titula Gloomy Sunday (Domingo sombrío) y fue compuesta en 1933 por el pianista judío húngaro Rezső Seress. Quien, por cierto, puso fin a sus días en enero de 1968 estrangulándose con un alambre en una cama de hospital, tras el fracaso de su anterior intento de suicidio lanzándose por una ventana. La canción nació de la mente de Seress con otro título escasamente dicharachero, Vége a világnak (El mundo se acaba), pero posteriormente la letra original fue reemplazada por el poema Szomorú Vasárnap (Domingo triste) de Lászlo Jávor, y así es como fue grabada por primera vez en 1935 por el cantante húngaro Pál Kalmár. Curiosamente, Kalmár, que fue conocido en su país como el Rey del Tango, perdió su voz tras una operación de garganta en 1968, el mismo año en que Seress se suicidó. El tema habla de la desolación de un hombre que ha perdido a su amada y se propone quitarse la vida un domingo, el mismo día de la semana en que ella desapareció. Aunque la letra original de Seress era un simple ejercicio de melancolía, quizá motivado por las circunstancias sociales y políticas de la época, Jávor la convirtió en canción de un amor y dos muertes, la de la mujer que se suicidó y la de su amante que planea seguir el mismo camino en la esperanza de un reencuentro ultraterrenal. La leyenda de la canción fue posiblemente espoleada por un artículo en la revista Time publicado el 30 de marzo de 1936 y que hablaba de un repunte de los suicidios en Hungría conectados con la pieza. “La policía de Budapest, investigando el suicidio de un zapatero llamado Joseph Keller, descubrió que Keller había dejado una nota en la que citaba versos de la conmovedora Szomorú Vasárnap del compositor Seress”, decía el artículo, para añadir que en el Danubio habían aparecido varios cuerpos de suicidas sosteniendo en sus manos la partitura de la canción y que al menos dos personas se habían disparado después de escucharla. Para cuando Gloomy Sunday se popularizó en Europa y EE.UU, sobre todo gracias a la versión que la cantante de jazz Billie Holiday grabó en 1941, ya era conocida como “la canción húngara del suicidio”, después de que en la década de 1930 la prensa estadounidense informara del contagio de la epidemia a través del Atlántico. La prensa de la época llegó a relacionar al menos 19 actos de suicidio con la canción. En 1941 la BBC retiró el tema de su programación, una censura que se mantuvo hasta 2002. Pero ¿realmente hubo una epidemia de suicidios ocasionada por la canción? Esta es la pregunta que se hicieron el investigador de ciencias sociales Steven John Stack de la Universidad Estatal Wayne en Detroit (EEUU) y sus colaboradores, cuando en 2008 publicaron en la revista Omega: Journal of Death and Dying un artículo analizando la leyenda asociada a Gloomy Sunday. La respuesta de Stack no es rotunda: “No está claro si hubo un aumento extraordinario de suicidios durante el período de esta canción popular”, comenta el investigador a este diario. “Los registros de la década de 1930 no son muy buenos. Sin embargo, si lo hubo, es probable que las circunstancias de la época en Alemania (la Gran Depresión, el auge del nazismo) pudieran haber creado un ambiente idóneo para que los suicidas se identificaran con la canción”.
En realidad, según subraya Stack, la supuesta asociación de ciertas obras con el suicidio no es algo nuevo. En una revisión publicada en 2012 en la revista Suicide and Life-Threatening Behavior, el investigador y sus colaboradores repasaban una veintena de trabajos previos sobre música y suicidio. Los temas implicados en estos estudios abarcan todo tipo de géneros, desde el clásico del country Whiskey Lullaby hasta el heavy metal de Black Sabbath o Judas Priest, bandas que fueron objeto de demandas legales por ciertos temas que incitaban al suicidio, a juicio de los demandantes. “La subcultura Emo [una ramificación del punk nacida en los años 80 del siglo pasado] se relaciona con un alto riesgo de intentos de suicidio, pero no está claro si la culpa es de la propia música”, apunta Stack. El investigador señala que se ha estudiado el posible efecto suicidogénico de ciertas obras. “Benedict Till de la Universidad de Viena ha hecho posiblemente algunos de los mejores trabajos sobre reacción de la audiencia a películas de suicidios”, señala. “Una vez más las pruebas son poco claras, pero sus experimentos de laboratorio en los que se exponía a sujetos a películas sobre suicidios tienden a decir que las personas previamente propensas al suicidio (los que piensan en esta idea más que la media) son los más aptos para experimentar un aumento en pensamientos suicidas después de la visualización”. Stack valora también con cautela la idea de que los suicidios provocan conductas de imitación. “Hay pruebas poco claras”, opina respecto al conocido como Efecto Werther, llamado así por el personaje de la obra de Johann Wolfgang von Goethe que supuestamente inspiró una ola de suicidios a raíz de su publicación en 1774. Lo cierto es que la información sobre suicidios se considera tabú en la prensa de algunos países, e incluso la Organización Mundial de la Salud publicó en 2000 unas recomendaciones sobre el tratamiento del suicidio dirigidas a los medios de comunicación. Mientras, a través de las décadas, Gloomy Sunday se ha mantenido en el palmarés de las leyendas urbanas, algo a lo que ha contribuido internet como gran fábrica de rumores. Un artículo afirma que una versión dulcificada de la canción, a la que se añadió una tercera estrofa señalando que el lunes es peor que el domingo, fue el desencadenante del tiroteo en una escuela de San Diego (California) que inspiraría el tema I don’t like Mondays de los irlandeses The Boomtown Rats. Otro texto se acompaña con un vídeo de la canción bajo la advertencia de que el lector la escuche “a su propio riesgo”, y el clip arranca resumiendo la leyenda, para concluir: “La canción comenzará en 10 segundos. Por favor, salga ahora si prefiere no escucharla”. Una página web le atribuye a Gloomy Sunday hasta cien suicidios, afirmando que son pocos los que se han atrevido a escucharla. Algo muy lejos de la realidad: de hecho, muchos la han oído sin siquiera ser conscientes de ello. La canción ha sido grabada por docenas de artistas incluyendo figuras como Ray Charles, Serge Gainsbourg, Marianne Faithfull, Sinéad O'Connor, Björk, Elvis Costello, Marc Almond o la soprano británica Sarah Brightman, y ha aparecido en películas como La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), Vidas furtivas (Sally Potter, 2000) o la española La caja Kovak (Daniel Monzón, 2006), y en series como Los Simpson. Gloomy Sunday también ha tenido su versión cinematográfica, una coproducción germano-húngara de 1999 titulada Gloomy Sunday - Ein Lied von Liebe und Tod (Una canción de amor y muerte) y que se considera cinta de culto, proyectada sin interrupción durante varios años en un cine neozelandés. Es probable que el propio Seress se sorprendiera del alcance de una canción que para él fue su maldición personal: según su obituario en el diario The New York Times, publicado el 14 de enero de 1968, “el señor Seress se quejaba de que el éxito de Gloomy Sunday realmente había aumentado su infelicidad, porque sabía que nunca podría escribir un segundo éxito”. Tampoco parece que el letrista Jávor quedara muy satisfecho de su obra. En un artículo publicado en noviembre de 1935 en el diario de Budapest Az Est, el poeta reaccionaba con incomodidad cuando el periodista Jenó Pálmai le informaba de que cinco personas se habían suicidado tras escuchar la canción. “Es una pena que no se publicara en un libro”, respondía Jávor, para terminar diciendo: “Pero, si me permite, me gustaría dejarlo muy claro: no todo el mundo se suicidará a causa de Gloomy Sunday”. Y por si alguien se lo está preguntando, Jávor falleció en 1956 de un ataque al corazón.

La novela gráfica 'Kongo' rescata las vivencias en África del autor de 'El corazón de las tinieblas'

-El río no se parece a la alta mar, aunque tiene sus caprichos. Cuidado con los bancos de arena, capitán. Testigo del encontronazo entre hombre y hombre, apenas huésped en la nación-continente donde ya se intuía un paraíso eviscerado, Józef Teodor Konrad Korzeniowski inicia el remonte del gran río centroafricano sin saber que el viaje no terminará jamás, que de la masa de agua saldrá siendo otro. Aquel tam-tam difícilmente podía exorcizarse. Brutalidad, enajenación, indisciplina, vanidad y ambición malsana acompasan la ondulación de la "larga y fascinante serpiente" del mapa aún decimonónico que el escritor curiosea en la primera viñeta de 'Kongo'. Editada en España por Dibbuks, la novela gráfica que firman el guionista Christian Perrissin (Haute-Savoie, Francia, 1964) y el ilustrador Tom Tirabosco (Roma, 1966) presenta desde un ángulo inédito la odisea verde jungla y rojo muerte que inspiró 'El corazón de las tinieblas' de Joseph Conrad. No es la simple traslación al cómic del relato abisal que este 2014 cumple 115 años. Se trata de la crónica a machetazos -en ciertos pasajes, con salpicaduras- del viaje desde Bruselas del polaco y su trienio de estancia en el Estado Libre del Congo. Entonces Conrad no era Conrad, no el mayúsculo hombre de letras en que se convirtió, sino un oficial de la marina mercante británica en el inabarcable coto con licencia para todo del rey Leopoldo II. En su primera colaboración Perrissin y Tirabosco no han pretendido hacer un tebeo histórico "con un gran número de reconstrucciones", se desmarca el dibujante. "El primer reto era convertir a Conrad en un personaje de dibujos animados. Se trata de un hombre complejo, un aristócrata procedente de una familia de intelectuales, reservado. A los 33 años es un hombre enfermo de los nervios y un gran escéptico", describe el guionista. "El otro desafío era evitar caer en el maniqueísmo, como ocurre a menudo con las historias de la colonización, y en la complacencia con las atrocidades cometidas", agrega en relación a un contexto pantanoso en el que a punto estuvo de perder pie el mismísimo Hergé. La tenebrosa travesía de Korzeniowski a bordo -que no al mando- del vapor 'Le Roi des Belges' aparece recreada a partir de fragmentos de su diario, diversas cartas (a Margarita Poradowska, tía del remitente) e incluso algún episodio alucinatorio propiciado por la fiebre. "Es una manera de explorar la la psicología de Conrad", explica Perrissin sobre una reconstrucción que permite conocer "el lado oscuro" de quien "se guarda para sí sus emociones" y que además ha requerido una importante labor de documentación. Por su parte, Tirabosco se ha fijado en una serie de retratos de Casimir Zagourski fechados en torno a 1920 para cogerle el aire a la odisea conradiana, condensada en 176 páginas en blanco y negro. "Es imprescindible para poner un poco de distancia y no caer en una representación demasiado luminosa y exótica de África", razona el artista sobre la ausencia de color. Un trazo redondeado y el uso de una técnica de impresión conocida como monotipia, "no muy común" en el mundo de la historieta y que recuerda al carboncillo, completan la "aproximación 'pictórica'".
La película bélica dirigida y producida por Francis Ford Coppola en 1979. El guion está basado en El corazón de las tinieblas (Heart of Darkness), una novela de Joseph Conrad ambientada en el África de finales del siglo XIX, aunque trasladando la acción a la Guerra de Vietnam. Tuvo también influencia de la película de Werner Herzog Aguirre, der Zorn Gottes (1972) Nadie se extrañe si que el emblemático agente comercial Kurtz no aparece siquiera mencionado en este álbum a cuatro manos. Su guionista aclara que ha intentado hacer entender al lector cómo a Conrad "se le ocurrió 'inventarlo' años más tarde". No obstante en el epílogo, para los más curiosos, hace balance de los personajes que sirvieron de espejo negro al escritor (Klein, Barttelot, Rom). Y entre tantos excesos, ¿podría considerarse al protagonista de 'Kongo' como una especie de corresponsal de guerra? "Hay una diferencia fundamental", tercia Perrissin. "Al principio Conrad no va al Congo para observar lo que estaba pasando. Todo lo contrario: firma un contrato con la compañía que explota los recursos de la región. Ésta es la primera vez en toda su vida que llevó un diario. ¿Por qué lo hizo? Él mismo no lo sabe muy bien. Además, deja de escribir una vez que está navegando el río, sin duda porque no ve qué sentido tiene documentarlo. Más tarde, cuando escribió 'Un puesto avanzado del progreso' y 'El corazón de las tinieblas', no lo hace con el fin de dar testimonio o denunciar. Su propósito principal es expulsar sus propios demonios. Pero ya nunca se va a recuperar por completo de lo que ha visto y vivido. Se siente culpable de ser un poco cómplice". "Aunque la trama se base en parte en su propia experiencia, Conrad tiende a huir de lo vivido para poder dar a su novela una dimensión universal y denunciar de forma más eficaz las mentiras del imperialismo occidental", prosigue el guionista su reflexión sobre la obra cumbre del también autor de 'La locura de Almayer', de quien dice llegó hasta 'terra incognita' con sed de aventura tras haber navegado por todo el mundo. "Se fue al Congo para trabajar y para cumplir un sueño de la infancia y volvió traumatizado por haber servido a una fuerza colonizadora codiciosa y asesina". El galo pone el acento en la clarividencia casi chavesnogalista del literato fallecido en Bishopsbourne hace 90 años, aunque matiza: "No fue capaz de cuestionar la idea principal del imperialismo: la necesidad de someter en tierras lejanas a poblaciones indígenas por deber de su conciencia. Pero a diferencia de otros colonos, se dio cuenta de que ese imperialismo filantrópico no era más que una ilusión. Les importaban los intereses mercantiles y, si les servías ciegamente, todo estaba permitido" TOMADO DE DIARIO EL MUNDO.