Había dado instrucciones a sus contactos. Al llegar a un rincón especial de un determinado hotel en Hong Kong debían preguntar -en voz alta- cómo dirigirse a otra área del lugar. Si todo estaba bien, él caminaría más allá con un cubo de Rubik en la mano.
A inicios de junio, los contactados Glenn Greenwald, un escritor de libertades civiles que mudó recientemente su blog para The Guardian; Laura Poitras, directora de documentales que se especializa en vigilancia, y Ewen MacAskill, reportero de The Guardian, volaron a Hong Kong. Siguieron las instrucciones en el hotel. Un hombre con un cubo de Rubik apareció.
Era Edward Joseph Snowden, extécnico de la CIA y excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que se ha convertido en el whistle-blower (denunciante o soplón) más buscado del planeta por revelar los programas de espionaje secreto del gobierno de EE.UU.
El joven de 30 años, que sufre de epilepsia, contó The New York Times, pidió una licencia en su trabajo, la subcontratista Booz Allen Hamilton, para recibir tratamiento médico. El 20 de mayo voló a Hong Kong con cuatro computadoras y copias digitales de los documentos.
Pero una década atrás, Snowden no era más que un geek (amante de la tecnología), fanático de Tekken, un videojuego de lucha, y un obsesionado del anime y la cultura japonesa.
El reportero Matt Skrajner, del periódico Ohio, desenterró collages fotográficos en los que promocionaba falsos álbumes de hip-hop producidos por el sello discográfico inexistente ‘Pimp Papi Récords’. La agencia Reuters, en su edición para EE.UU., difundió fotos de su adolescencia, en la que se ve a un flaco Snowden en calzoncillos o con pinzas en sus tetillas.
Su fascinación por la informática empezó en la escuela secundaria en el condado de Anne Arundel, Maryland, donde nunca se graduó. Su círculo era cerrado y con sus amigos geek construían computadoras de partes pedidas por Internet.
‘Edowaado’, como se hacía llamar usando la versión japonesa de Edward, participaba en chats en el sitio Ars Technica, un foro para fanáticos de la informática, con el nombre ‘The True Hooha’ (el verdadero sorprendido o emocionado) y ‘Phish’ (una banda de rock). Su charla giraba en torno a los juegos de roles, las artes marciales y su desprecio por la educación formal.
Su madre, Elizabeth, una administradora de tribunales, se divorció en el 2001 de su padre, Lonni Snowden, un oficial de la guardia costera. Un año después, Snowden empezó a trabajar como editor web en Ryuhana Press, una empresa creada por sus amigos para vender anime, que cerró en el 2004.
En mayo de ese año se enroló en el Ejército para ir a Irak. Pero cuatro meses después lo dejó tras romperse la pierna en un entrenamiento. Dijo a The Guardian que la mayoría de la gente que los entrenaba estaba emocionada “con la idea de matar árabes” y no de ayudar.
A mediados del 2006, el chico que profesa el budismo como su religión, consiguió un puesto como técnico de computadoras en la CIA, en Ginebra. Contó con una autorización secreta porque no tenía ni siquiera un diploma de secundaria. En Ars Technica dijo que, pese a ello, no tuvo problemas en conseguir el trabajo porque era “un mago” de las computadoras.
A la NSA se vinculó en el 2009 como contratista y, en marzo del 2013, a Booz Allen Hamilton como administrador de sistemas en el Centro de Amenazas de Operaciones de la NSA en Hawai, lo que le dio acceso a mucha información secreta.
Admirador del soldado Bradley Manning, preso por filtrar más de 700.000 documentos a WikiLeaks, y de Daniel Ellsberg, quien desclasificó los documentos del Pentágono, Snowden desató un juego del gato y el ratón desde que reveló que el gobierno estadounidense tiene acceso a millones de registros telefónicos y a los servidores de las principales compañías de Internet.
Dejó EE.UU. para ir a Hong Kong, donde dio la información a The Guardian y The Washington Post, y desde el lunes pasado, dijo el presidente ruso Vladimir Putin, permanece en la zona de tránsito del aeropuerto Sheremétievo de Moscú. Allí, según Julian Assange, fundador de Wikileaks, llegó con un documento de refugiado dado por Ecuador, aunque el Gobierno lo niega.
Snowden recurrió a Ecuador, donde pidió asilo, para evitar ser procesado por los cargos de espionaje y robo de propiedad, cada uno penado con 10 años. Ha dicho que sacrificó su familia, su novia, su cómodo estilo y sus ingresos de $ 200.000 al año porque no podía permitir que se “destroce” la privacidad y las libertades básicas de la gente.
“Yo había estado buscando a los líderes, pero me di cuenta de que el liderazgo se trata de ser el primero en actuar”, afirmó. Él mismo contactó a los periodistas y, desde ese encuentro en el hotel, puso en alerta a su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario